Recorrido a pie por el centro histórico de Gante: Leyendas y monumentos

Gante parece maravillosamente congelada en el tiempo, con su arquitectura medieval casi completamente intacta e increíblemente pintoresca a lo largo de los canales y la orilla del río Leie. Es pequeña y acogedora, pero al mismo tiempo vibrante y peculiar, y tiene mucho que ofrecer en cuanto a visitas turísticas, museos, comida y actividades, lo que crea una combinación perfecta para una visita de un par de días.

La zona donde se encuentra Gante estuvo habitada desde la Edad de Piedra, pero la ciudad, que se asentó entre dos abadías altomedievales, cobró fuerza e importancia sobre todo a partir del siglo XI. Era la época en que Gante se estaba convirtiendo en una de las mayores metrópolis europeas -a menudo llamada la Manhattan de la Edad Media-, luchando con éxito con París por la palma de la supremacía entre las ciudades del norte. Sus ciudadanos se enriquecían cada vez más gracias a un comercio de lana muy desarrollado. De naturaleza orgullosa e independiente, los ganteses se rebelaron repetidamente contra la autoridad y lucharon por sus libertades. Tanto ellos como su ciudad fueron castigados severamente por ello también, por lo que durante su historia Gante fue testigo de la devastación y el derramamiento de sangre en varias ocasiones.

El negocio textil que dio forma a la ciudad de Gante fue el de la lana.

El negocio textil que dio forma a Gante en la Edad Media tuvo su segundo auge siglos más tarde, a finales de los siglos XVIII y XIX, con los nuevos inventos que simplificaron y agilizaron el proceso de fabricación textil. El comercio textil era tan importante en aquella época que incluso un magnífico castillo gantés del siglo XII, el Gravensteen, se convirtió en una fábrica de algodón.

Una visita a Gante será una delicia no sólo para los aficionados a la historia, sino también para los amantes de la arquitectura. Además de su centro medieval, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hay excelentes ejemplos de arquitectura modernista y contemporánea. Y lo que es más, los ganteses han conseguido lo imposible: no es una ciudad-museo, sino un lugar verdaderamente vivo donde las comodidades de la vida se mezclan con el respeto a los monumentos de la historia. Hablando de comodidades y alegrías de la vida, al visitar Gante no pueden faltar tres excelentes delicias belgas: pralinés, gofres y cerveza (¡no necesariamente en este orden!). Combínelo con magníficos museos donde encontrará obras maestras de pintores flamencos como El Bosco o Rubens, obras contemporáneas de Warhol, Horta y Le Corbusier, así como increíbles parques y zonas verdes, ¡y quedará claro por qué simplemente tiene que venir aquí! Y ya que está aquí, ¡únase a nuestro tour! Será una introducción perfecta a la ciudad, para conocer su historia, leyendas y curiosidades, y una forma de descubrir por qué algunos llaman a Gante "el secreto mejor guardado de Europa"

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