Cracovia tiene unas costumbres realmente peculiares para festejar la Semana Santa. Las tradiciones locales se remontan a siglos atrás. La mayoría de ellos son anteriores a la Pascua y están profundamente arraigados en los tiempos paganos eslavos.Profundizaremos juntos este tema de, a veces misteriosas, algunas veces aterradoras y otras veces bastantes divertidas tradiciones de la Pascua en Cracovia y sus alrededores.
Empecemos con una tradición relacionada con el Viernes Santo. Es un día muy importante y al mismo tiempo el más triste durante la Semana Santa. El día en el que se silencian las campanas de los altares es, en la tradición católica, un momento recordatorio de la muerte de Jesús y, al mismo tiempo momento de reflexión sobre la muerte.
Este día merece la pena venir a la Iglesia Franciscana. Para los creyentes por razones religiosas, y para que todos los demás vean una de las tradiciones más interesantes de Cracovia con un origen centenario: la procesión de la Archicofradía de la Pasión. La sede principal de la Archicofradía es la Capilla de la Pasión en la Iglesia Franciscana de Cracovia.
Trajes negros, capuchas y calaveras son para recordarle a la gente la brevedad de la vida, al igual que la frase que repiten una u otra vez durante la liturgia: MEMENTO HOMINEM MORI, es decir recuerda sobre la muerte. A pesar de su apariencia amenazante, los miembros de la Archicofradía de la Buena Muerte durante siglos resultaron ser benefactores para muchos. Daban limosna, visitaban a los presos y tenían derecho de liberar a los presos de sus deudas. Un regalo especial, por supuesto dado el Viernes Santo, fue el ¨regalo de la vida¨: la Archicofradía tenía derecho a liberar una persona condenada a la muerte. Los miembros de la hermandad, vestidos de trajes rituales bajaban al sótano del ayuntamiento para abrir la puerta de la celda de la muerte. El que fue liberado se unía a la Hermandad y se quedaba allí hasta el final de sus días. La gente del pueblo y la nobleza también se unían a la hermandad y las capuchas aseguraban su anonimato. Los privilegios de la Hermandad fueron limitados por austriacos y luego por las autoridades comunistas. Hoy en día, su actividad pública se limita a la cuaresma y la participación en la liturgia. No es la única hermandad religiosa de Cracovia, pero sin duda la más famosa.
Como probablemente sabes de nuestro artículo sobre tradiciones polacas de la Pascua (o si no lo leíste aún lo puedes hacer aquí) el Domingo de Resurrección en Polonia es sobre todo COMER. ¡Y mucho! Por un lado, después de largo periodo de cuaresma es bastante comprensible pero después de un día como este pasear es algo que necesitas. Y así se celebra una de las tradiciones de la Semana Santa más conocidas en Cracovia.
Emaus es una feria que se ha organizado en Cracovia durante siglos en una pintoresca zona de Zwierzyniec donde está ubicado un convento medieval de la orden de Canónigos Premonstratenses. Los historiadores la datan del siglo XII. El nombre viene del pueblo bíblico adonde se dirigían los discípulos de Cristo el día de su resurrección. La feria que se celebra en la calle del mismo nombre, Emaus, se hizo muy popular en el siglo XIX y fue tratada como un paseo ceremonial para los ciudadanos de Cracovia (en los alrededores del convento hay áreas para pasear muy bonitas, como Las Wolski o la colina de Kościuszko). Era una ocasión para lucirse con ropa y peinado nuevos, hablar con amigos y cotillear sobre enemigos. Con el tiempo se convirtió en una diversión popular.
Se organiza el Lunes de Pascua hasta hoy en día acompañada de una feria donde se vende juguetes, dulces, miel y joyería. Hay ciertas cosas que son únicas para esta feria y siempre han estado relacionadas con ella. La primera es ¨el árbol de la vida¨. Es una prueba que esta tradición pagana es anterior a la Pascua cristiana. En la época eslava los árboles eran objetos de culto. Se creía que la primavera era la época cuando las almas de los muertos volvían a la tierra y se sentaban en las ramas de los árboles tomando la forma de pájaros. El ¨árbol de la vida¨ se convirtió en un souvenir de la feria Emaus, un símbolo que representa la primavera, la fuerza de la vida, la alegría y la esperanza para el futuro. Hoy en día, incluso se organiza un concurso para el árbol más bonito.
Otro objeto que se vende durante la feria Emaus es bastante problemático y controvertido: es la figura de judío en la ropa tradicional que trae suerte a su comprador. Más sobre esta tradición puedes leer aquí: http://www.luckyjews.com/. La página web está relacionada con la exposición y el libro preparado por el Museo Etnográfico de Cracovia sobre este tema complicado.
Otra cosa muy popular que la gente suele comprar en la feria de Emaus son tradicionales, pequeños pretzels, ensartados en un hilo formando una corona. Puedes ver a los niños corriendo con estos collares en el cuello.
El Lunes de Pascua es también un día en el que la figura de Siuda Baba busca en la zona las jóvenes para untarlas de hollín. ¿Suena extraño? Expliquemos de qué se trata todo esto.
Una vez hubo un templo pagano en el pueblo de Lednica Górna. Estaba ubicado junto a un manantial en una arboleda sagrada. ¡La sacerdotisa que custodiaba el fuego sagrado no pudo dejar su puesto para bañarse durante todo el año! Su rostro se cubría de hollín. Cuando pasaba un año, iba a buscar a su sucesor. Todas las niñas en el camino se escondían. Hoy en día puedes conocer a Siuda Baba en Cracovia y sus alrededores, sobre todo en Wieliczka (donde se encuentra la famosa Mina de Sal, en este artículo encontrarás cómo llegar) y Lednica Górna. Siuda Baba es un hombre vestido pobremente de mujer y con el rostro cubierto de hollín. Suele llevar un collar hecho de castañas o patatas. Lo acompañan otros personajes como: un gitano y Krakowiacy (hombres vestidos de trajes típicos de Cracovia). Pasean, recolectan donaciones y manchan las caras de la gente (sobre todo de las niñas) con hollín.
Extraño pero divertido, ¿verdad?
El día siguiente, martes justo después de la Pascua, en Cracovia se celebra el famoso día de Rękawka. Otra vez, para explicar sus orígenes tenemos que volver a los tiempos eslavos. Hubo dos momentos en los que nuestros antepasados eslavos organizaron Dziady: los eventos que establecen vínculos con los vivos y los muertos. Los eslavos creían que las almas de los muertos eran las cuidadoras de la esfera de fertilidad y era necesario tener una relación amistosa con predecesores muertos. Se podía hacerlo mediante los rituales que se realizaban dos veces al año: en primavera y en otoño. Cuando las almas regresaban del mundo del más allá, la gente creía que necesitaba albergarlas adecuadamente para ganar su favor. Las fiestas fueron organizadas con comida y bebida elaboradas.También se encendían luces para que las almas pudieran encontrar camino de regreso hasta sus seres queridos, aún vivos.
Rękawka está relacionado con esta tradición y se organiza en lo que se cree que es el lugar de enterramiento del legendario gobernante que estableció la ciudad, el mítico asesino de dragones, el rey Krak. Como cuenta la leyenda, la gente traía en sus mangas la tierra para formar el montículo que lo conmemoraba. La manga en polaco es ¨rękaw¨, de ahí el nombre del evento y del montículo.
En el pasado, durante la festividad de Dziady la gente rica lanzaba huevos (el símbolo de nueva vida), pan, manzanas, pan de jengibre y dinero desde la cima del montículo a las manos de la gente ansiosa que esperaba a su pie. La antigua tradición eslava continúa y con el tiempo se fue pegando a la tradición cristiana. Se celebra hasta hoy en día en forma de fiesta y feria. Por supuesto ya nadie tira comida desde el montículo pero se pueden ver actuaciones de los grupos que recrean disfraces, costumbres, luchas y vestimenta relacionada con los caballeros medievales. Si te apetece también puedes participar en los concursos de tiro con arco o lanzamiento de jabalina.
Si te interesa la época medieval, ¡es tu lugar en Cracovia!
El término pucheroki proviene de la palabra polaco-latina ¨na pueri¨ que significa ¨para chicos ̈ y se refiere a la tradición de los estudiantes pobres (entonces por supuesto solo chicos) que recolectaban dinero en las iglesias de Cracovia a cambio de una o dos canciones tontas. En 1780 la tradición fue interrumpida por el obispo local. Sin embargo, no se ha perdido.
A finales del siglo XIX fue descubierta por los chicos jóvenes de los pueblos alrededor de Cracovia, sobre todo de Babice, Tomaszowice, Trojanowice, Modlnica y Zielonki y sigue en pie hasta hoy en día. El Domingo de Resurrección grupos de chicos pasean por dichos pueblos vestidos de cuero y piel de oveja y sombreros largos, puntiagudos de heno, cartón y papel de seda de colores. A menudo se manchan caras de hollín y llevan cestas. Cantan canciones de Pascua que insinúan su difícil vida universitaria como “zocek” (una forma popular de pronunciar la palabra “żaczek”, una forma antigua de llamar a un universitario). Quien lo acepte debe darles algo, normalmente huevos u otra cosa para comer. Esta tradición también se corresponde con una tradición de invierno: kolędowanie o koledari cuando grupos de jóvenes recorren el pueblo cantando villancicos y recolectando regalos y… dinero. Así la tradición antigua de los estudiantes se convirtió en una popular.
Hay una cosa más que merece la pena mencionar en este artículo. En Tyniec, el pueblo (o para ser más precisos el antiguo pueblo, ya que desde 1973 oficialmente forma parte de Cracovia) a unos 10 kilómetros al sureste de la Plaza del Mercado de Cracovia, donde está ubicada la abadía medieval más antigua de Polonia (de la cual escribimos aquí) hay una colina llamada Wzgórze Wielkanoc, la Colina de Pascua. ¿Por qué? Lo creas o no, pero cuando vayas a Tyniec, y estés justo en el centro del pueblo en el cruce principal (entre las calles Benedyktyńska, Bogucianka y Bolesława Śmiałego) el Domingo de Resurrección deberías ver el amanecer justo sobre la Colina de Pascua. Lamentablemente, hoy en día, en la colina crece la vegetación bastante aleatoria por lo que ya no se puede ver mucho, pero aun así la colina y sus alrededores son lugares excelentes para dar un paseo y organizar un picnic en la cima de la colina. Como el sitio no es muy conocido, es poco probable que encuentres otra gente aquí, lo que añade un valor a la atmósfera agradable.
Entonces, si madrugas, la última cosa que podrías considerar hacer en Cracovia durante la Pascua: ¡justo después de ponerte el collar hecho de pretzels, tirar unos huevos desde una colina y mancharte la cara de hollín! ¡Disfruta!
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